En un territorio donde el agua siempre ha sido un recurso escaso, la inteligencia colectiva ha sabido encontrar soluciones eficaces, sostenibles y perfectamente adaptadas al entorno. Las gavias de Fuerteventura son uno de los mejores ejemplos de cómo la tradición puede enseñarnos hoy a gestionar el agua y el paisaje de forma responsable.
Mucho antes de que se hablara de sostenibilidad o adaptación al cambio climático, las gavias ya cumplían una función esencial: aprovechar cada gota de lluvia, evitar la erosión y garantizar la fertilidad de la tierra en una de las islas más secas de Canarias.
Las gavias son parcelas agrícolas cerradas por pequeños muros de tierra o piedra —conocidos como paredones— diseñadas para retener el agua de escorrentía procedente de lluvias ocasionales y barrancos.
A diferencia del riego convencional, las gavias no necesitan agua canalizada. Funcionan captando el agua de lluvia que desciende de forma natural, permitiendo que se infiltre lentamente en el suelo y recargue la humedad necesaria para los cultivos.
Fuerteventura se caracteriza por:
- Precipitaciones escasas e irregulares
- Suelos pobres en materia orgánica
- Vientos constantes
- Alta evaporación
En este contexto, las gavias cumplen varias funciones clave:
Retención del agua
El agua queda atrapada dentro de la parcela, evitando su pérdida hacia el mar.
Protección del suelo
Reducen la erosión y evitan el arrastre de tierras fértiles.
Mejora de la fertilidad
Los sedimentos arrastrados por el agua enriquecen el suelo con materia orgánica y nutrientes.
Aprovechamiento eficiente del territorio
Permiten la agricultura en zonas donde, de otro modo, sería imposible.
Tradicionalmente, las gavias se han utilizado para el cultivo de:
- Cereales (trigo, cebada)
- Leguminosas
- Forraje para el ganado
Pero su valor va mucho más allá de lo productivo. Las gavias forman parte del paisaje cultural de Fuerteventura, reflejando la relación respetuosa entre el ser humano y un entorno exigente.
Son también un ejemplo de infraestructura verde tradicional, integrada en el territorio y basada en procesos naturales.
Hoy, frente al cambio climático y la desertificación, las gavias recuperan protagonismo como modelo de gestión hídrica sostenible:
- Favorecen la recarga de acuíferos.
- Contribuyen a la adaptación a episodios de lluvias intensas.
- Ayudan a combatir la desertificación.
- Recuperan suelos degradados.
Cada vez más proyectos apuestan por la restauración y puesta en valor de gavias tradicionales, combinando conocimiento ancestral con técnicas actuales de conservación del suelo.
En Adarve Medioambiente creemos que muchas de las soluciones a los retos ambientales actuales ya existen en nuestro territorio. Las gavias son un ejemplo claro de cómo tradición y sostenibilidad pueden ir de la mano.
La recuperación de estos sistemas no solo protege el medio ambiente, sino que:
- Conserva el patrimonio etnográfico.
- Fortalece el paisaje rural.
- Impulsa la educación ambiental.
- Genera oportunidades vinculadas al territorio.
Mirar al pasado, en este caso, es una forma inteligente de avanzar.
Las gavias de Fuerteventura nos recuerdan que la verdadera innovación no siempre consiste en crear algo nuevo, sino en saber escuchar al territorio y aprender de quienes lo habitaron antes.
En un mundo cada vez más vulnerable al cambio climático, estas estructuras sencillas y eficaces nos muestran que la sostenibilidad empieza por respetar los ritmos naturales y aprovechar los recursos con inteligencia y cuidado.